Mi Madre me Alquilaba por 500 pesos, Luego la Maté.

Mi Madre me Alquilaba por 500 pesos, Luego la Maté.2.1kshares

“Mi madre siempre me decía que todas las mujeres llegamos a este mundo para servir. Decía que debemos ser complacientes y que nuestra forma de vivir es agachando la cabeza ante los demás. Nunca conocí a mi padre, pero mi madre se encargo de recordarlo al decir que lucía exactamente como él. Ella me gritaba, pegaba y más tratando de alguna manera vengarse por el abandono de mi padre". 

Cada noche entraba a la casa con una botella en su mano y gritándome toda clase de insultos. Para ese entonces yo solo tenía 7 años y aún cuando se cansó de pegarme, yo la amaba, después de todo era mi madre y no estaba en mí juzgarla. Desde temprana edad me enviaba a la calle a trabajar puesto que ella decía que era mi responsabilidad mantenerla debido a que por mi culpa mi papá nos había abandonado. Sus palabras me lastimaban profundamente, aún así cada mañana trabajaba en los supermercados, pedía comida en la calle e incluso tenía en ocasiones que robar para no llegar con las manos vacías a mi casa. Sin embargo, cada día que pasaba era una golpiza más fuerte puesto que para ella no era suficiente el dinero que llevaba a casa". 

Al cumplir 12 años, mi madre cambió conmigo. Ya no me daba golpes, en su lugar me decía que era muy linda que yo aparentaba mucho más de la edad que tenía. En mi interior estaba alegre, pensé que por fin las cosas estaban cambiando y que ella comenzaría a darme su cariño, sin embargo, cada noche empezaban a llegar muchos hombres a nuestra casa. Al principio ellos solo me miraban con cara de lujuria y se acercaban para decirme cualquier cantidad de porquerías, que cabe destacar para aquel momento yo no entendía pero ahora solo me da asco recordarlas. Aquello solo duró dos semanas, luego comenzaría mi verdadero calvario... 

Siempre recordaré la primera vez que mi madre me vendió. Iban a ser las 11 de la noche y yo estaba durmiendo en la habitación. De repente escuche unas voces, era mi madre junto a otro hombre de tez morena, barbudo y con una gran barriga. Ambos entraron a la habitación y luego de que aquel hombre le diera par de billetes, ella nos encerró a ambos allí. Mi reacción fue gritar desesperadamente, le pedía a mi mamá una y mil veces que me dejará salir pero lo único que podía escuchar era a ella diciéndome que ya tenía que convertirme en una mujer y debía pagarle por todo lo que ella había hecho por mí. 

Ese hombre tenía los ojos como de un desquiciado, me sentía como una presa ante una bestia. Él caminó de forma tambaleante hasta donde yo me encontraba, yo le suplicaba que no me hiciera daño pero mis gritos solo aumentaban las ganas que ese hombre tenía por mí. Luché con todas mis fuerzas contra ese hombre asqueroso pero fue en vano, debido a que bajó mis pantalones y comenzó a besarme con su boca toda sucia y un olor espantoso. Jugaba con mis pechos y metía sus dedos en mi parte baja una y otra vez. Luego que terminó conmigo, se subió sus pantalones, me dejó tirada llena de dolor y se fue diciéndome que volvería por mí, por su hembra.

Hoy en día ya perdí la cuenta de la cantidad de hombres con los que me acosté. Mi madre al principio solo llevaba algunos frecuentes por la noche, pero luego de un tiempo empezó a llevarlos a todas horas del día. Tuve que soportar insultos, dolor, golpes y aprender a comportarme como la mujer que esos hombres querían durante 5 años.

Lo que más deseaba en la vida era morir. De verdad que no tengo palabras para describir todo el odio que pude sentir por la mujer que me dio la vida. Lo único que sé es que un día ya no pude soportar más ese sufrimiento y decidí acabar con esa vida. Una noche mientras ella dormía en un sofá, agarré un cuchillo de la cocina y me abalance contra ella sin permitir que hiciera el menor movimiento, al final corté su cuello. 

Aún recuerdo su mirada implorando por ayuda, aquella ayuda que yo suplicaba todas las noches mientras ella me dejaba a mi suerte con sus "clientes". Yo maté a mi madre y no me arrepiento de haberlo hecho. Y aún cuando hoy en día estoy presa, es cuando me siento más feliz y libre que en toda mi vida. 

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