Las 6 formas más importantes en que la ansiedad afecta tu funcionamiento cerebral
De todos los trastornos mentales que más ha cobrado fuerza en los últimos años, sin duda alguna, la ansiedad ha sido el que se ha multiplicado con mayor intensidad; tanto así que muchos utilizan el término frecuentemente de una manera cotidiana sin detenerse a analizar un poco más a fondo lo que verdaderamente podría implicar para la salud integral de la persona quien refiere estar sufriendo por su causa.
Así, la ansiedad se relaciona de forma directa con episodios recurrentes e intensos donde el miedo, la angustia, la desesperación y el desasosiego prevalecen por encima de cualquier otro sentimiento; haciéndole ver al individuo que se encuentra en una situación peligrosa que pone en riesgo su seguridad personal en mayor o menor medida. Esto desencadena un sinfín de procesos internos que afectan considerablemente la salud, no sólo a nivel emocional que es donde se aprecian más fácilmente, sino también a nivel físico.
Por ello, es importante resaltar que el órgano que resulta más afectado con todo este proceso es el cerebro, pues justamente allí es de donde parten todo el cúmulo de pensamientos que alimentan el cuadro. Algunos especialistas han estudiado sobre los efectos que produce sobre él, por lo cual nos animamos a presentar parte de sus hallazgos más representativos. No permitas que este terrible mal acabe con tu vida; anímate a hacerle frente de forma pertinente, partiendo del hecho de que estás enfermo y, por lo tanto, la medicina puede brindarte algunas alternativas para minimizar tu pesar.
Clínicamente, se conoce cuál es el alcance del trastorno de ansiedad.
En base a esto, se define como un padecimiento mental que viene asociado a episodios de angustia, miedo y preocupación constantes y recurrentes, sin justificación aparente.

Desencadena una enorme frustración en quien lo padece por no poder controlar la situación.
El no tener una explicación formal ante los sentimientos que fluyen por el cuerpo hace que la persona sucumba frente a la desesperación, evitando que pueda superar la situación eficazmente.

En términos más formales, su funcionamiento es bastante simple.
En el hipocampo se almacenan una representativa cantidad de sucesos peligrosos que fueron vividos en el pasado. Entonces, la amígdala emite una señal de alerta al cerebro frente a cualquier estímulo similar (aunque no sea real por completo), incrementando los niveles de angustia.

Pero, a nivel cerebral, ¿exactamente que produce?
Algunos especialistas se han dado a la tarea de responder esta interrogantes y los hallazgos son muy alarmantes. Conoce a continuación los 6 efectos sobre la actividad neuronal más representativos registrados hasta ahora.

1. Incrementa el cansancio mental.
El cerebro de una persona ansiosa no tiene descanso. Por el contrario, se mantiene alerta las 24 horas del día para hacerle frente a cualquier situación negativa que pueda surgir en el camino.

Es por ello que, eventualmente, el cerebro acaba por agotarse.
El ciclo que representa emitir las señales de peligro y procesarlas hasta lograr un estado de serenidad parcial no se detiene jamás. Es como una máquina sin descanso: más tarde que temprano, colapsará.

2. Los niveles de cortisol aumentan.
Esta sustancia se produce por el cerebro permanentemente cuando trata de hacerle frente a cualquier situación de peligro.

Esta situación conlleva a un desequilibro hormonal severo.
El cual, suele venir asociado a un aumento acelerado de peso debido a los problemas metabólicos que desencadena.

3. Disminuye la capacidad de discernir con coherencia.
Hace poco, una investigación publicada en la revista "Nature Neuroscience" expuso que el cerebro se codifica neuronalmente para discriminar entre cuáles son las amenazas reales y cuáles son producto de la imaginación.

Este proceso de selección perdería su eficacia a medida que la ansiedad se hace más fuerte.
Así, mientras los episodios aumentan su intensidad, proporcionalmente va disminuyendo la posibilidad de escoger los estímulos realmente inseguros sea la correcta.

4. Se hace cuesta arriba tomar decisiones asertivas de cualquier tipo.
De hecho, es una de las primeras cosas que un paciente ansioso deja de hacer.

Por lo general, evitan tomar cualquier tipo de decisiones, tanto erradas como valederas.
Esto hace que los conflictos se multiplique, avivando todavía más el cuadro emocional.

6. La memoria y la concentración son mermadas hasta niveles insospechados.
Se hace imposible mantener la calma, lo cual impide poder mantener centrada la atención en una sola cosa a la vez.

Las manifestaciones más importantes de esto ocurren en la memoria a corto y mediano plazo.
De pronto, se comienza a presentar mayor dificultad para almacenar información sobre eventos, fechas o sucesos claves.

6. Menoscaba la adecuada oxigenación cerebral.
A pesar de que es un padecimiento meramente emocional, sus síntomas se reflejan en el plano físico. Y justamente eso es lo que afecta la condición de las neuronas.

La dificultad para respirar conlleva a que no llegue suficiente volumen de oxígeno hasta el cerebro.
La respiración entrecortada hace que se bombee menos sangre al cerebro, además de que fluye más rápido, minimizando la calidad de la oxigenación en niveles desproporcionados.

No todo el mundo admite con facilidad que esta sufriendo de ansiedad.
De allí que se dificulte aún más hacerle frente de manera pertinente. El especialista Jeffrey DeGroat afirma que mucha gente la padece de forma imperceptible pues está tan acostumbrado a sentirse de esa manera que no puede darse cuenta de que siente algo fuera de lo normal.

Así, él propone responder a las siguientes interrogantes para tener una idea más clara:

- ¿Tu mente va directo hacia peor de los resultados posibles frente a cualquier situación?
- ¿Nunca te atreves a tomar riesgos y mantienen una actitud pesimista, aún en las cosas más simples?
- ¿Sientes angustia y temor pero no puedes explicar por qué te sientes así?
- ¿Se te dificulta conciliar el sueño o sueles levantarte a media noche de manera repentina?

Si respondiste "sí" a alguna de ellas, entonces podrías estar manejando niveles de tensión elevados.
Lo cual es uno de los primeros indicios de una ansiedad persistente. La mayor recomendación sería acudir a un médico para un chequeo más exhaustivo.

No pienses que tu cerebro está actuando en tu contra.
Únicamente se comporta de una forma diferente motivado por esta enfermedad. Sin embargo, con la atención especializada a tiempo, podrás contrarrestar sus efectos de manera efectiva. No temas pedir ayuda.

¿Estabas consciente de lo peligroso para la salud que podía llegar a ser esta enfermedad? COMENTA y COMPARTE esta valiosa información con tus amigos. Quizás puedas ayudar a más de uno con ella.

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