La triste historia de un padre que decidió detener el tratamiento de su hija y verla morir

La triste historia de un padre que decidió detener el tratamiento de su hija y verla morir0shares

El último pensamiento que pasa por la mente de un padre cuando nace su pequeño hijo es tener que verlo partir a temprana edad. El sueño de la mayoría, por no decir todos, es que pueda crecer hasta convertirse en un adulto responsable y próspero o, en el peor de los casos, que sean ellos quienes deban enterrar a sus padres y no viceversa. Pero no siempre las cosas salen como las esperamos y es cuando nuestro corazón debe tomar las riendas para afrontar la realidad con templanza, haciendo lo que cada momento requiera.

En esta historia los protagonistas son Andy Whelan y su pequeña hija Jessica de 4 años, la cual falleció a causa de un cáncer que estaba bastante avanzado. Dadas las circunstancias, su cuadro clínico comenzó a empeorar hasta que Andy decidió no someterla más a ninguna de las sesiones de quimioterapia puesto que la enfermedad había comprometido gran parte de los órganos vitales internos y únicamente servían como medida paliativa, más no podrían revertir el daño en su organismo. Poco a poco vieron como la vida de su pequeña se iba extinguiendo hasta que un día simplemente partió de este plano. Sigue leyendo para enterarte de otros detalles sobre este conmovedor testimonio. 

La familia de Andy Whelan tuvo que lidiar con una de las peores realidades de todas.

Este hombre de 31 años luchó hasta el último momento por salvar la vida de su pequeña Jessica, quien a corta edad tuvo que enfrentar la dura noticia de padecer un cáncer avanzado, por lo cual debía someterse a un tortuoso tratamiento de quimioterapia para salvarle la vida.

Jessica padecía un tipo de cáncer bastante particular y agresivo, llamado neuroblastoma.

Comenzó a atacar el funcionamiento de sus riñones, siguió con su estómago, hasta terminar en los pulmones y sus huesos.

Una vez obtenido el diagnóstico, se apresuraron a comenzar con el tratamiento recomendado.

Lamentablemente, esto no fue suficiente. Incluso los médicos pensaron que podían obtenerse resultados satisfactorios con esto, pero realmente no fue así.

Los doctores comprendieron que ya no había mucho que hacer por la pequeña.

A pesar de eso, ningún padre está preparado para escuchar y aceptar una noticia de este tipo.

Con tan sólo 4 años, la pequeña Jessica estaba destinada a morir.

Debido al grado de avance del cáncer, ningún tratamiento serviría para combatirlo. Únicamente podrían alargar un poco la vida de la niña, pero sin garantizarle que fuese una de calidad pues los efectos secundarios de la quimioterapia son fuertes, más aún a esa edad.

Luego, el desgate físico fue haciéndose mayor, al mismo tiempo que la carga emocional de todos.

Sus dolores le alertaban que algo no andaba bien con su enfermedad y, a pesar de que sus padres trataban de calmarla, era casi imposible de ocultar la penosa realidad.

La desesperación de Andy llegó a niveles insospechados. 

No podía soportar saber que su pequeña Jessica estaba sufriendo tanto y no había nada más que hacer. Así que decidió ya no someterla más a ninguna otra sesión de quimioterapia y que la enfermedad terminara de consumir a su hija.

Puso en primer lugar el sufrimiento de Jessica antes que el suyo.

Quizás otros para tener la conciencia tranquila, hubiesen optado por cumplir las quimioterapias hasta el final, someterla a más exámenes y emplear otros recursos. Pero ya la niña no estaba en condiciones de pasar por todo eso nuevamente y él prefirió dejarla tranquila el poco o mucho tiempo de vida que le restaba.

A los pocos días, la vida de Jessica terminó de extinguirse por completo.

Murió un domingo cerca de las 7 de la mañana. Andy estaba junto a ella, la abrazó fuertemente, sentado a su lado le leyó su cuento favorito y se quedó allí todo ese día, sin decir ni una palabra más

La muerte de su niña ha sido lo peor que ha tenido que pasar.

Cayó en un cuadro depresivo severo y casi no podía dormir por las múltiples pesadillas que tenía.

A pesar de eso, no se arrepiente ni por un segundo de su decisión.

Está convencido de que detener el tratamiento fue lo mejor que pudieron haber hecho pues eso la dejó irse en paz, así que ese pensamiento lo sosiega.

Una foto de Jessica tomada momentos antes de morir le recuerda que hizo lo correcto.

En ella puede verse la terrible expresión de dolor que la pequeña sentía. Definitivamente, él no quería que su hija sufriera más. Si ya no había nada más que hacer, mejor que descansara de tanto pesar. Su paz estaba por encima de cualquier dolor por la ausencia.

Dejar partir es también una forma de amar.

De hecho, una de las más puras. Si no queda nada más por hacer, hay que soltar. 

¿Y tú qué hubieras hecho en su lugar? COMENTA y COMPARTE esta impactante historia con tus amigos para aprender a valorar la vida en todas sus formas.

DEJANOS SABEN TU OPINION
TE LO RECOMENDAMOS
TU PUEDE INTERESAR