Joven autista llora desesperadamente en medio del aeropuerto...no todo estaba perdido
Dar sin recibir nada a cambio es un hábito que muy pocas personas tienen. Este tipo de personas dan no porque obtendrán algo a cambio; lo hacen porque saben que algo bueno saldrá de eso, ya sea para sí mismos o para otros. Podemos hacer felices a los demás con tan poco, que muchas veces no hacemos nada porque consideramos que nuestras acciones serían irrelevantes; aunque justamente eso hace que seamos mejores personas y podamos ayudar con actos simples, concretos y de una trascendencia desconocida.
Podemos ayudar a cualquier persona sin darnos cuenta, siendo amables, respetuosos, mirándolo a los ojos y saludándolos afectuosamente. Nuestras palabras son poderosas, pero nuestros gestos gritan y convalidan o no lo que estamos diciendo. La mirada sincera es perceptible a simple vista, por lo que no hace falta hablar demasiado, sino saber entender a las personas para brindarles todo nuestro apoyo.
En ocasiones alguien podría sentir que su vida se cae a pedazos y que no hay salida. Es entonces cuando más necesitamos de la ayuda de alguien más, donde ese tipo de gestos que ya hemos descrito se convierten en una luz al final del túnel y cambian nuestra perspectiva de la situación completamente. Y en la historia de la que hablaremos hoy Russell Lehmann y David te harán llorar y sentir muchas emociones.
En la vida no sólo estamos preparados para sufrir miles de decepciones, sino también a sentir mucha alegría.
Un chico llamado Russell Lehmann, jamas esperó que un desconocido le devolviera la alegría el día que quedó atrapado en un aeropuerto y sin esperanzas, y eso fue exactamente lo que ocurrió.

Russell vivió una de sus peores experiencias de viaje...
Su vuelo se había retrasado y además de todo el estrés que suele acompañar los viajes, todas las conexiones perdidas y vuelos anteriores retrasados, Russell no soportó más la situación y terminó colapsando.

Un empleado de American Airlines, llamado David, se le acercó para preguntarle qué le ocurría.
Russell dice que apenas le salía la voz, pero que logró explicarle lo que le pasaba: “No lo sé. No puedo pensar. Tengo autismo”. Russell, quien trabaja como orador motivacional, se dirigía a dar un discurso sobre ser autista, y no pensó que él sería quien necesitaría a alguien que lo motivara en ese momento.

Quedó tan impactado con toda la experiencia, que decidió compartirlo en Facebook dejando a muchos sin poder ocultar las lágrimas.
La imagen que publicó en la página “Love What Matters“, acompañada de su texto, ha sido compartida más de 11 mil veces y tiene más de 74 mil reacciones.

Esto es lo que dice el texto:
“Este es David. Él trabaja para American Airlines.
Nunca olvidaré a este hombre mientras viva.Después de que retrasaran mi vuelo y de haber perdido mi conexión por segunda vez en dos días, sucumbí al peor colapso de mi vida en el Aeropuerto Internacional de Reno-Tahoe. Me encontró acurrucado detrás de un mostrador de boletos vacíos.Estaba llorando, balanceándome hacia adelante y hacia atrás mientras mis músculos se convulsionaban a un ritmo rápido. Sudando profusamente, estaba hiperventilando mientras mi cuerpo temblaba de terror. David se acercó con calma a mí, y con la mayor compasión, me preguntó qué era lo que estaba mal. Yo era apenas capaz de decir algunas palabras. Creo que murmuré: “No sé. No puedo pensar, tengo autismo."

"Se agachó junto a mí y me dejó saber que todavía había una manera de llegar a Cincinnati a última hora de la noche, lo que me permitía dar mi discurso al día siguiente...
...Durante un tiempo de indescriptible tormento mental y angustia, este hombre me mostró compasión. Este hombre mostró que le importaba. Demonios, ¡incluso se ofreció a comprarme una rebanada de pizza para el almuerzo! David se ofreció a reorientar mi vuelo y me dio tiempo para pensarlo, porque le dije que tenía miedo de exacerbar mis síntomas al abordar otro vuelo, es decir, un espacio estrechamente cerrado lleno de grandes cantidades de estímulos. Después de unos 10 minutos, David se me acercó de nuevo, esta vez acompañado por el piloto del avión que tuve la opción de abordar."

"David había avisado al piloto, junto con toda la tripulación, de mi situación, y él se encargó de limpiar toda una fila de asientos para que pudiera tener espacio para mí durante el vuelo...
...El piloto también fue increíblemente amable, recordándome que lo que estaba experimentando sólo agregaba validez al mensaje que yo difundía. A las vidas que toco. Acabé decidiendo abordar el vuelo. Yo fui el primero en subir, y David entró en el avión conmigo, me presentó al equipo de vuelo uno por uno. Todavía estaba temblando y llorando, pero esta vez lloraba lágrimas de agradecimiento. Si no hubiera sido por David, no habría subido a ese avión."

"Este post no tiene que ver con el autismo...
...Se trata de hacer lo correcto. Acerca de ser una buena persona. Acerca de aceptar a otros y tender su mano a alguien en necesidad, incluso si son un total desconocido."

"Todos y cada uno de nosotros somos miembros de la sociedad, y es nuestra OBLIGACIÓN como tal miembro apoyarnos unos a otros...
...especialmente durante el tiempo de necesidad de un individuo."

"Muestra de qué estás hecho...
...Que sí te importa. Estar por encima de todos los combates y discusiones. Sé valiente y abre tu corazón. Cumple tus deberes morales como ser humano. Sé como David."

¡Es imposible no llorar!

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