Este hospital brasileño abrió sus puertas a un equipo de filmación por 24 alarmantes horas

Este hospital brasileño abrió sus puertas a un equipo de filmación por 24 alarmantes horas0shares

La creciente violencia en Río de Janeiro ha convertido a las unidades sanitarias del estado en hospitales de zona de guerra con médicos enfrentando batallas diarias intentando salvar la vida de cientos de heridos a causa de ataques con armas de fuego y puñaladas.

La situación es grave, un hospital ubicado en Posse, un vecindario en Nova, Iguacu, una de las áreas metropolitanas más violentas de Río, abrió sus puertas por 24 horas a finales del mes pasado permitiendo el cándido y estremecedor acceso a sus salas de emergencia en un intento por revelar la magnitud de la crisis.

“Estamos operando en una zona de guerra donde el fuego no cesa y tampoco hay tregua,” dijo el doctor Lino Sieiro Netto, director médico del Hospital General de Nova Iguacu (HGNI). “Donde balas de rápida velocidad desgarran personas y el número de víctimas de tiroteos y apuñalamientos ha alcanzado niveles sin precedentes,” agregó el Dr. Netto.

El exclusivo equipo de guardia del día fue testigo de un fin de semana de masacre.

El tristemente abarrotado centro médico de 430 camas, recibe cerca de dos víctimas por arma de fuego al día. Pero durante las 24 horas en las que fueron filmados el mes pasado, El HGNI registró un tétrico número de seis tiroteos en los que tres personas perdieron la vida, y admitieron a una víctima de agresión que fue apuñalada dos veces.

Desde enero al 18 de Agosto, los accidentes y las emergencias registraron 438 casos de personas heridas por armas de fuego. Las cifras establecidas han sobrepasado el total del año pasado que fue de 470.

El panorama general es igual de alarmante.

En los seis primeros meses de este año, los hospitales del estado de Río atendieron a 1.275 víctimas de tiroteos. Las cifras ya han pasado el total de 996 del año 2016 y los expertos temen cuál sea la estimación final.

Muchos de los heridos están ligados al tráfico de drogas, seguidos por víctimas de robos a mano armada, robo de autos y asaltos.

El turista británico Eloise Dixon es una de las víctimas más recientes de este tipo de ataques, y afortunadamente fue salvado de desangrarse. Recibió dos disparos de un criminal armado a principios de este año luego de que entrara por error a una favela controlada por una cuadrilla de traficantes de drogas junto a sus tres hijas y esposo.

Su caso es un ejemplo claro de lo peligrosa e impredecible en que se ha convertido esta región y lo lejos que esta icónica ciudad de parecerse a las imágenes que aparecen en postales y que la pintan como un buen destino turístico.

Las víctimas que llegaron al HGNI durante el fin de semana fueron filmadas…

Incluyendo dos hombres heridos de bala en un drive-by y una mujer con seis meses de embarazo herida por un sicario que habría asesinado a su esposo. Durante una entrevista restringida ya que estaba siendo llevada en silla de ruedas a realizarse una tomografía computarizada, la mujer dijo: “Un hombre armado irrumpió en nuestra casa… y empezó a disparar… todo pasó muy rápido.”

El derramamiento de sangre de 24 horas empieza con la admisión de un presunto agresor...

Quien recibió dos disparos de un policía fuera de servicio, que resultó ser el objetivo del ataque.Los cirujanos realizan una operación de emergencia al joven Gabriel Penudo Alves de 18 años de edad, para remover las balas alojadas en su pecho y estómago. Sin embargo, sus heridas son muy graves y el adolescente termina muriendo en cuestión de una hora.

Pero esta es una balacera entre criminales y policías en Belford Roxo.

Un distrito que se encuentra a pocos kilómetros de la unidad de emergencia, que se registra como la más impactante escena en la historia del hospital. 

En lugar de llamar una ambulancia, un hombre de 20 años de edad que recibió seis disparos, es traído a la sala de emergencias en una patrulla blindada. Uno de los seis oficiales de policía que acompañaban el débil cuerpo lleno de balazos de la víctima, y quien se rehusó a ser identificado, dijo: “Estábamos patrullando en la zona en el momento de la balacera. Durante el enfrentamiento, este hombre fue gravemente herido y tomamos la repentina decisión de intentar salvar su vida trayéndolo personalmente al hospital.”

Los médicos no diferencian si se trata de un gángster o de alguien que estuvo en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

Sólo están comprometidos a hacer lo que puedan para salvar a cada uno de ellos. Por desgracia, sus esfuerzos son en vano cuando se trata de la gravemente herida víctima que fue traída por los policías, el hombre murió antes de ser operado. Pero la imagen de los golpes de bala del vehículo estacionado afuera del hospital sirve para recalcar el campo de batalla en que se ha convertido Río.

El doctor Netto no cabe en su desconcierto y dice: “En mis 24 años de servicio en este hospital jamás había presenciado algo como esto. La presencia del vehículo blindado enfatiza el sentido de guerra y es un crudo recordatorio de que estamos viviendo tiempos escalofriantes.” 

Mientras que el auto blindado se aleja, otra víctima del ataque armado llega.

Taniara de Oliveira dos Santos, de 22 años de edad, quedó atrapada en medio de una balacera luego de que un hombre armado asesinara a su esposo delante de ella en una avalancha de balas. Ella tiene seis meses de embarazo. 

La munición está alojada en su hombro y un perdigón pasó a través de su muñeca. Afortunadamente ningún hueso resultó dañado y el bebé está bien. La futura mamá está en estado de shock y está acostada en la camilla mirando al techo mientras que los médicos examinan sus heridas. Todavía no está llorando, y habla tímidamente para revelar los hechos. La señora dos Santos recuerda:

“Un hombre armado entró a nuestra casa y le disparó a mi esposo, ‘Levántate llegó tu hora’. Luego empezó a disparar. Mi esposo no tuvo tiempo de correr o esconderse. Le dispararon justo donde estaba parado. Segundos antes de esto mi sobrino de dos años de edad estaba sentado sobre mi regazo. Se bajó y entró a otra habitación justo antes de que el hombre entrara. Fue una suerte que él hiciera eso porque si no también hubiera salido herido. Todo ocurrió muy rápido. Todo en lo que pensaba en ese momento era en proteger a mi sobrino y a mi bebé. Ni siquiera tuve tiempo de preocuparme por mi esposo. Ahora no sé qué haré sin él.”

Según los detectives su pareja estaba involucrada con el tráfico de drogas.

Ella recibió los daños colaterales. La responsable de turno en la sala de traumas y emergencias, Fernanda Sahione dijo: “Taniara tuvo suerte. La bala entró por debajo de su clavícula, evadiendo arterias importantes y alojándose en su omóplato. El bebé no resultó herido y está a salvo. Los médicos decidieron que la bala no representaba una amenaza inmediata para su vida así que aún no ha sido removida. Este fue un caso complicado puesto que no pudimos hacer muchas tomografías y exámenes internos, ya que no queríamos perjudicar el bienestar del bebé.”

La señora dos Santos fue dada de alta dos días después.

La víctima por apuñalamiento, Mozais dos Santos Roxa, de 35 años de edad, fue la más ensangrentada de la noche de filmación. Fue salvajemente golpeado y apuñalado dos veces. Su ropa están empapadas de sangre y se encuentra desorientado e incapaz de responder de manera coherente a las preguntas de los médicos. 

La cirujano de la emergencia, la doctora Julia Schilinz dijo: “Mozais sufre de profundas contusiones internas. Fue apuñalado en la mano y en la espalda. Sin embargo, según la tomografía y nuestras exploraciones podemos estar seguros de que no necesitará ser operado. Pero será puesto en observación.”

Después de 24 horas monitoreando la unidad de trauma del HGNI...

La jornada termina con un baño de sangre ocasionado por otro enfrentamiento entre gángsters. Se reportó que dos hombres aceleraron en una vía residencial en Posse soltando a su paso una lluvia de balas hacia personas inocentes que cenaban fuera de un bar en la calle. Leandro Silveira, 44, fue impactado en el abdomen y Nelson Nascimento, 31, fue alcanzado en su pierna izquierda, la cual resultó destrozada tan gravemente que tuvo que ser amputada. 

Ambos individuos aún se encuentran en el hospital. El señor Silveira sigue en cuidados intensivos y se reporta que su salud se mantiene estable. Ninguno estaba dispuesto a hablar por miedo a las posibles represalias. Las balas extraídas de sus cuerpos fueron depositadas junto a otras cientas recolectadas y guardadas en cajas que se almacenan en el hospital desde el 2005.

La gerente de enfermería, Luciana de Carvalho dice sobre el incidente:

'Con el pasar de los años hemos visto una diferencia en el tipo de balística usada. Antes, los proyectiles eran calibre .38 y las heridas eran más simples. Ahora vemos balas de impacto de alta velocidad de rifles y ametralladoras que son responsables de la mayoría de las heridas devastadoras que la mayoría de las veces cobra la vida del paciente.'

HGNI es el único centro de accidentes y emergencias en un área que cubre una población de más de tres millones de habitantes.

Rogerio Lisboa, el alcalde de Nova Iguacu dice: "La situación en el hospital es muy difícil. Estamos operando en una zona volátil y cada vez más exigente. Pero solo recibimos suficiente dinero del gobierno federal para cubrir 800.000 habitantes en Nova Iguacu. En realidad, servimos a un área de más de tres millones de habitantes. Por el momento, recibimos seis millones de reales pero necesitamos el doble de eso, alrededor de 12 o 14 millones de reales."

Pero Brasil se encuentra en medio de una recesión económica...

Y el estado de Río de Janeiro se encuentra con reservas muy limitadas, ya que sufre de una seria crisis financiera. El médico cirujano y director del área de accidentes y emergencias, el doctor Christian Ferreira, dice que la presión sobre el hospital y su personal es inmensa. Los médicos generales están siendo entrenados para operar como si estuviesen en un estado de guerra.

Pero nadie puede prepararse para el momento en que una persona agitada les apunte con un revolver.

Lo cual precisamente le sucedió al Dr. Ferreira, quien ha estado trabajando en el hospital desde que calificó hace más de 20 años como neurocirujano. Dijo: ‘El hombre quería que trataran primero a su hija, por delante de pacientes que estaban más gravemente enfermos. Sacó un arma y la apuntó a mi cabeza y amenazó con matarme si no hacía lo que él quería. ‘Mi vida pasó frente a mis ojos y me quedé paralizado. Conseguí explicarle que las heridas en la pierna de su hija no eran mortales. Por fortuna, logré que se calmara y pudimos seguir trabajando. El miedo no nos impedirá hacer nuestro trabajo y continuar luchando para salvar vidas,’ dijo con determinación, para luego irse a atender a otra víctima de la violencia de Río. 

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