Ella se Prendió en Fuego porque Quería Dejar de Ser Bonita

A pesar de que lo que esta chica hizo podría parecer una locura para muchas personas, para ella fue la única forma de ponerle fin a su sufrimiento. Teniendo tan solo 18 años de edad, el padre de Jasmín la vendió a un grupo de militares del Estado Islámico en Siria; cansada de los abusos diarios de los que era víctima por parte de estos infelices, la chica se vio obligada a tomar una decisión de vida o muerte...

Cuando sus captores estaban descuidados, Jasmín consiguió escapar y llegó a un campo de refugiados, no obstante, sabía que era cuestión de tiempo de que la encontraran, por lo que sin dudar, se rocío de gasolina y se prendió fuego para que nunca más la volvieran a violar.

“No podía soportarlo más, perdí la cuenta de todas las ocasiones en las abusaron de mía, de día, de tarde, de noche, a cualquier hora, yo era como su perro, mi vida era un infierno, quería ser fea para que no me tocarán, mi único deseo era morir” indicó la chica llorando.

Por suerte otros de los refugiados aparecieron en ese preciso momento y aunque la chica estaba prendida en fuego, entre todos consiguieron apagarlo. Nadie creyó que sobrevivía, no obstante, ella tenía una misión que cumplir, por lo cual no dejó de luchar.

Jasmín ya no tiene orejas, y nariz y sus ojos quedaron gravemente dañados, hoy en día y gracias al apoyo de varias organizaciones, está pasando por distintas cirugías con el propósito de reconstruir la mayor parte de su rostro y que pueda continuar con su vida sin tener que estar conectada a aparatos médicos.

El sueño de Jasmín es ayudar a otras mujeres que también han sufrido esta tortura.

“Tengo claro que todavía falta mucho para recuperarme, pero no me voy a dar por vencida, porque se que existen muchas mujeres como yo, chicas que han sufrido abusos y que tan solo quieren ser escuchadas” indicó Jasmín sin poder contener las lágrimas.