Él Robó su Cadáver del Cementerio y Durante 7 Años la Perfumó y Durmió todas las Noches Abrazado de Ella

Él Robó su Cadáver del Cementerio y Durante 7 Años la Perfumó y Durmió todas las Noches Abrazado de Ella746shares

Sería casi imposible que el ser humano llegase a un acuerdo sobre la historia de Carl Taenzler y Elena de Hoyos que sucedió en 1930. Lo cierto, sin embargo, es que tres de los elementos inamovibles en el debate serían la tristeza, el amor, y la locura. Algunos, los más románticos, afirman que lo que hizo Taenzler fue un acto de cariño sin mesura. Otros, por lo increíble de los hechos, asegurarían que esto se trata de un cuento de ficción. Mientras que un tercer grupo, el más racional, se inclinarían por decir que el hombre fue el psicópata más demente del siglo XX. No obstante, el relato que leerás a continuación contiene de los tres ingredientes en igual medida.

Era el año de 1930 y Carl Taenzler era un científico relativamente famoso en el círculo de la biología. Había nacido en Alemania hace 53 años y en ese entonces estaba trabajando en el área de radiología del hospital militar de Florida, EEUU. Era un hombre, por sobre todas las cosas, abocado a su profesión Era increíblemente inteligente y era capaz de pasar toda la noche investigando sobre ciencia y filosofía.

Un día, cuando Taenzler merodeaba en la hora de colación por los pasillos del hospital, Elena de Hoyos, una joven de 21 años llegó al lugar por un simple resfrío. La revisó un médico, le recetó algunos medicamentos y le envió de vuelta a casa. Pero antes de que ella se largara, Taenzler, que había contemplado su belleza, le preguntó por qué estaba ahí. El diálogo fue corto, casi indiferente, pero el científico cayó totalmente enamorado.

Los días se sucedieron y Taenzler ubicó a Elena. Fue entonces cuando supo que ella estaba casada pero que no vivía con su esposo. Y así, el hombre empezó una verdadera batalla por conquistarla. Le llevaba regalos a la casa, la llamaba, le escribía cartas… No obstante, la chica siempre lo mandaba de vuelta. En la búsqueda por hacerla “suya”, Carl y Elena formaron una relación. Si bien no eran pareja, la insistencia del científico terminó por unirlos más de lo que se hubiese esperado. Y más temprano que tarde, Elena empezó a corresponderle el amor. Con cada manifestación de cariño que ella hacía, una extraña obsesión empezaba a generarse al interior de Carl.

Pasaron los días, meses y años y Elena se enfermó gravemente. Tenía tuberculosis y Carl dedicó todos sus conocimientos, tiempo y esfuerzo para salvarla. Aunque no era doctor, logró conseguir resultados importantes en su mejoría. No obstante, la enfermedad finalmente fue más fuerte y terminó quitándole la vida a la joven. Taenzler quedó destrozado.

El funeral tuvo lugar en un día gris y lluvioso. Taenzler cubrió los gastos de los arreglos y fue el primero en llegar y el último en irse. Esa tarde, sentado en su escritorio luego del entierro, sintió verdaderamente como si le hubiesen arrancado un pedazo del corazón. Luego de unas horas regresó al cementerio y veló la tumba de su amada bajo la lluvia durante toda la noche.

Y de esa forma transcurrió el tiempo en que Carl visitó, sin excepción, el ataúd de la joven. Una noche, mientras lloraba junto a su lápida, decidió hacer lo impensado…

Quebró la puerta de su sepulcro, abrió el sarcófago y, en el silencio de la noche, se llevó el cuerpo de su amada a casa.

Cuando llegó a su pieza, le abrió el estómago y la embalsamó

Le implantó ojos de vidrio, alambres en las extremidades y roció la piel con líquidos y perfumes para camuflar el olor a descomposición. Luego, una vez que todo estuviera hecho, se acostó a su lado, le dio un beso en los labios y cayó dormido entre sus brazos inertes

Esto… sucedió durante 7 años

En el año de 1940 parientes de Elena escucharon un rumor sobre Carl y lo encararon a la salida de su casa. Una de las hermanas subió al segundo piso sin que el científico pudiera advertirlo y halló el cuerpo disecado de la joven

Taenzler fue arrestado y ese mismo día marcó el inicio de una larga condena en prisión. La noticia se esparció como pólvora por todo el planeta…

Tristeza, amor y locura…

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