De esta forma podrás saber si estás teniendo una indigestión o una infección estomacal.

El cuerpo humano es considerada una de las máquinas más perfectas que puede existir y aún así de vez en cuando se descompone, por lo cual debemos prestarle mucha atención a los síntomas cuando esto ocurre debido a que, a diferencia de otras, no es tan sencillo conseguirle reemplazo a alguna pieza defectuosa. Es por eso que toda la información que podamos manejar acerca del funcionamiento de nuestro organismo es sumamente valiosa.

Así, uno de los males que frecuentemente nos aquejan son los relacionados con el estómago. ¡Y cómo no! si podría decirse que trabaja permanentemente procesando todo aquello que nos llevamos a la boca (más aún en aquellas personas cuya hambre parece no saciarse jamás). Ahora, ¿sabes diferenciar cuando es una enfermedad severa o una dolencia menor? 

En este sentido, la mayoría confunde las infecciones estomacales con las indigestiones y, aunque presentan similitudes que lo justifica, sus diferencias son grandes, cayendo en cuenta de ello únicamente cuando se revisan con detenimiento. Por eso, aquí en Buenamente.com te ayudamos a que aprendas a hacerlo, brindándote una guía bastante precisa sobre sus características y qué hacer cuando se está en presencia de una u otra.  

El estómago es uno de los órganos que más trabaja y por eso termina siendo bastante delicado.

Se considera el más importante de todos los que componen el aparato digestivo, siendo su principal función mezclar y procesar los alimentos (gracias a los jugos gástricos) para que sigan su camino hasta el intestino delgado. ¡Vaya responsabilidad!

Debido a esto, es común que las personas sufran de varias patologías vinculadas a él.

Lo más probable es que más de una vez hayas sentido un dolor de estómago sin causa aparente y al nacer la duda sobre lo que podría ser, te encuentras en una gran encrucijada pues te resulta demasiado difícil dar con un diagnóstico lo suficientemente acertado para tomar algún remedio que te alivie mientras acudes a una consulta médica especializada.

La indigestión y las infecciones son las causas más recurrentes de dolencias estomacales.

Tanto así que la mayoría de las personas suelen confundirlas por desconocer realmente cuales son las características particulares de cada una.

Comencemos entonces por saber lo que son.

Se conoce como indigestión aquella molestia que se produce en la parte superior del abdomen o más próxima al pecho, que ocurre luego de comer en grandes cantidades o alimentos poco frecuentes en nuestra dieta. Suele venir acompañada de ardor, sensación de llenura y/o gases. 

Por su parte, una infección estomacal (también conocida como gastroenteritis) es una enfermedad que puede llegar a ser muy severa, dependiendo del agente que la produzca, la cual produce dolor intenso no necesariamente después de comer (aunque sí puede ocurrir) acompañada de pérdida del apetito, dolor de cabeza, ruidos en el estómago e incluso fiebre.

Sus diferencias son bastante precisas.

Primeramente, las infecciones estomacales generalmente vienen acompañadas por cuadros diarréicos, mientras que la indigestión lo más que se llega a sentir son náuseas.

Los síntomas de la gastroenteritis se asemejan a los de una gripe, adicionando el dolor abdominal.

Fiebre, dolores musculares, falta de apetito, mareos... Mientras que la indigestión se asocia con dificultad para respirar, mucha sed, hinchazón y molestias en los ojos.

La indigestión de manifiesta en el transcurso de las dos o tres horas siguientes a comer.

En cambio, los síntomas de la gastroenteritis pueden aparecer en cualquier momento del día, llegando a alcanzar su punto máximo luego de las 48 horas en que se ha esparcido el virus por el organismo.

Un detalle sumamente importante: Una es contagiosa.

Si pensaste en la gastroenteritis, ¡estás en lo cierto! Por ser ocasionadas por un virus, pueden transmitirse de una persona a otra, siendo los grupos más comunes Rotavirus y Norovirus. 

Por eso, es muy importante obtener un diagnóstico acertado.

Nadie querrá andar contagiando una infección intestinal por doquier, de allí que sea valioso conocer como contener su propagación.

En el caso de tener una gastroenteritis, las medidas de higiene son primordiales.

Asear el baño utilizado por quien la padece, esterilizar los utensilios de cocina con los cuales consume sus alimentos y lavarse frecuentemente las manos son las principales recomendaciones.

Por su parte, la mejor forma de evitar una indigestión es prestar mayor atención a lo que se come.

Y no sólo al tipo de comida, sino también la forma de preparación y su adecuada limpieza.

A pesar de ser distintas, se pueden tratar desde casa de una manera similar, siguiendo las siguientes indicaciones:

• Mantenerse hidratado. Preferiblemente con agua o algún suero.
  
• Restringir los alimentos demasiado condimentados, frituras, productos lácteos y cualquier otro de absorción lenta o con demasiada fibra.
  
• Descansar lo suficiente para recuperar fuerzas.
  
• No ingerir medicamentos sin la debida prescripción médica.
  
• En lo posible, minimizar el consumo de alcohol y café.
  

Ante la duda, lo ideal es acudir al médico.

Él es el único que puede esclarecer por completo lo que tu cuerpo tiene. Sin embargo, es bueno que tengas clara esta información para que sepas qué aspectos debes resaltar sobre tus síntomas que le permitan con mayor facilidad brindarte un diagnóstico más acertado.

¿Cuál de estos dos males te ha dado mayores dolores de cabeza? COMENTA y COMPARTE esta valiosa nota con todos tus amigos.