Carta a mi hermano: la mujer que quiero para ti

No quiero para ti una mujer que te merezcas, quiero una mujer a la que no te merezcas, para que te obligues a ser mejor.

No quiero para ti alguien que no te haga sufrir, quiero alguien por quien sufrir valga la pena. Y espero que si encuentras a alguien así no seas tan tonto de dejarla ir, así como dejas a la primera todo lo que te cuesta.

Ni siquiera tiene que agradarme, no se trata de mí; si sus chistes son malos, pero a ti te hacen reír, entonces está bien. No quiero una chica que crea que necesita quedar bien conmigo; no sé si sepas, pero cuando se tiene hermanos es común llenarse de chicas así. De todos modos, en el fondo yo siempre odiaré un poco a la que elijas, como tú odiarás en el fondo un poco a quien elija yo.

Yo sólo te pido que no me presentes un día a alguien que no te traiga loco sólo porque te la puso fácil. No te engañes y no me engañes a mí. Que yo, que te conozco tanto, sé incluso cuando finges la risa ante un chiste malo.